BIODIVERSIDAD DEL ARROYO ALAMAR
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA
 

José Delgadillo
Universidad Autónoma de Baja California

1.   ANTECEDENTES

El Arroyo Alamar es parte del sistema hidrológico de la llamada Cuenca del Río Tijuana. Las características físicas y biológicas son semejantes a la mayoría de las cuencas hidrológicas del extremo noroeste de Baja California y del sur de California.

Por su grado de alteración, los diferentes arroyos que conforman este conjunto de cuencas pueden dividirse en tres:

  • Perturbadas en zonas urbanas.

  • Perturbadas en zonas suburbanas.

  • No perturbadas en zonas naturales.

Para los dos primeros casos, se debe considerar el grado de canalización y urbanización de arroyos primarios y secundarios. El Arroyo Alamar-Tecate, afluente del Río Tijuana, se origina en las montañas medias al norte y noreste de Tecate, tanto en Baja California como en California. Los ríos Sweetwater River, Río Tijuana y Río San Diego fueron corrientes de agua perennes antes de los proyectos para almacenar agua que alteraron su ciclo hidrológico natural (Bowler, 1990).

La canalización de ríos, que representa un factor para disminuir las inundaciones, destruye los hábitats riparios, segmentando la ecología y la vegetación. En ese contexto, la vegetación riparia puede ser caracterizada en áreas de inundación, donde entran muchas plantas a las áreas alteradas con rápidas colonizaciones, alta productividad, buena dispersión, descenso de especies y dominancia de plantas leñosas, especialmente los "sauces."

Ecológicamente, estas zonas han sido clasificadas como riparias, esto es, aquellas áreas donde existen comunidades biológicas a lo largo de ríos y arroyos. Por otra parte, biodiversidad significa la variedad de especies biológicas y sus formas de vida dentro de un ecosistema. El término alterado, implica un evento que significativamente altera los patrones en la estructura o función de un sistema, y es referido generalmente a las actividades humanas.

De manera particular, el Arroyo Alamar presenta diferentes grados de contaminación, perturbación y conservación de sus parametros físicos (e.g. agua, suelo) y sus elementos biológicos (flora, fauna y vegetación), que deben ser analizados de manera integral, con el propósito de contar con la mayor información posible que ayude a la elaboración de un plan integral para su restauración y conservación como una área natural, tanto en las zonas urbanas como en las naturales. Para lograr lo anterior, biológos, químicos, ingenieros, planeadores, manejadores y arquitectos del paisaje, deben trabajar de manera conjunta para desarrollar parques recreativos suburbanos, y áreas de restauración y conservación.

2.   ECOLOGIA

Las zonas riparias a menudo forman una estrecha interface entre los ecosistemas acuáticos y terrestres en las regiones montañosas al noroeste del Pacífico (Youngblood et al. 1985; Kovalckik y Chitwood, 1990); con un gran potencial para el uso multiple de recursos (Hansen et al., 1987; Kovalckik y Chitwood, 1990). Aunque la península de Baja California no se caracteriza por la abundancia de este tipo de corrientes de agua, la región noroeste, incluidas sus sierras, sí cuentan con algunos arroyos de regular caudal, originados principalmente en las altas y medias montañas de las sierras y zona costera, con dirección hacia la vertiente del Pacífico (Delgadillo, 1998).

Factores hidrológicos, climáticos y de sustrato determinan la composición, y por lo tanto, la estructura y función de la vegetación riparia. Los ambientes riparios están protegidos de vientos fuertes, veranos secos extremosos y sujetos a inundaciones. Sin embargo, esto causa destrucción de alguna vegetación y creación de sitios nuevos para el establecimiento de nueva vegetación (Gregory et al., 1991).

Las comunidades de plantas riparias de las regiones áridas y semiáridas del suroeste de los EUA, han recibido una gran atención. Existen problemas básicos teóricos como son las relaciones entre sitio de distribución de las plantas riparias, la dinámica física de las zonas inundadas, la sucesión ecológica y la definición de las comunidades (Reichenbacher, 1984).

La más sucinta y ampliamente aceptada definición de las comunidades riparias ha sido la de Lowe (1964), quien establece que las "asociaciones riparias ocurren en ó el adyacente canal de agua y/o en las zonas de inundación, las cuales están caracterizadas por especies y/o formas de vida diferentes de los climax no riparios que están inmediatamente alrededor (Reichenbacher, 1984).

Una asociación riparia de plantas es la reunión de la vegetación nativa en equilibrio y el ambiente en una superficie fluvial (Kovalchik, 1987; en Kovalchik y Chitwood, 1990). Este equilibrio es la vegetación potencial de la superficie fluvial, con cambios en el tiempo de las características del agua y suelo superficie fluvial, en respuesta a la erosión y a los depósitos de la corriente (Kovalchik y Chitwood, 1990).

Warren et al. (1977), señalan la extraordinaria productividad de los hábitats riparios debido a las óptimas condiciones de luz, agua y nutrientes, y agregan que estos ambientes son azonales no estando determinados por zonas de clima, o la disponibilidad de especies de plantas y animales, sino también por las características peculiares de ellos.

Las corrientes de agua, y por consiguiente las zonas riparias, han sido considerados como corredores, los cuales se dividen en primarios y secundarios:

  1. Primarios: biodiversidad, hábitats, vegetación, especies raras y en peligro, y rutas de dispersión para procesos de recolonización.

  2. Secundarios: manejo de los recursos del agua, como control de las inundaciones y sedimentación, capacidad de reserva, limpieza del agua, y pesca.

Un corredor (arroyo o río), tiene una vegetación dentro del canal con flujo de agua, incluyendose sus bancos adyacentes, o sus zonas de inundación, laderas y tierras altas. Los ríos como corredores son por mucho los sitios más dinámicos en los paisajes del ecosistemas. Las fuerte competencia y los usos humanos hacen que los corredores tengan cambios muy rápidos, tendiendo a producir dos efectos: (1) decremento en el tamaño de un recurso, y (2) decremento de esta variabilidad en el tiempo.

A partir de una perspectiva ecológica, actualmente el Arroyo Alamar-Tecate puede dividirse en tres zonas:

  • Zona I, que va desde el inicio de su canalización por concreto hasta el puente de la carretera de cuota a Tecate.

  • Zona II, que va desde el puente de la carretera de cuota a Tecate hasta a parte Este de la ciudad de Tecate, y

  • Zona III, del Oeste de Tecate hacia las montañas.

Zona I

Se encuentra dentro de la zona urbana de la Ciudad de Tijuana, y representa la más alterada y contaminada de las tres, con una gran cantidad de asentamientos humanos irregulares. El ambiente ripario y su ecología están fuertemente impactados por los depósitos de basura y escombro, así como por los estancamientos del agua contaminada. Claramente, puede esta zona subdividirse en tres áreas:

  1. Desde la terminación (o inicio) del canal de concreto, hasta el Boulevar Manuel J. Clouthier: asentamientos humanos, grandes depósitos de basura y escombro, y agua contaminada. Esta zona es de grandes riesgos para la salud. Han sido detectados pozos de agua funcionando para uso en agricultura, viveros y recreación.

  2. Desde el Boulevar Manuel J. Clouthier hasta el Boulevar Terán Terán: pocos asentamientos humanos, depósitos de basura y escombro, agua estancada, extracción de materiales pétreos, y agricultura.

  3. Desde el Boulevar Terán Terán hasta el puente de la carretera de cuota a Tecate: poca basura y escombro, uso de suelo para fabricación de ladrillos, agricultura y pastoreo. Representa el área mejor conservada en la estructura de la vegetación riparia.

Zona II

Esta zona presenta una contaminación de manera exclusiva en el agua que viene de Tecate, mientras que su vegetación y ambiente ripario en general no muestra impactos de la misma.

Zona III

Se caracteriza por una aparente baja contaminación y excelente conservación del ambiente ripario.

3.   COMPONENTE FLORISTICO Y VEGETACIONAL

Dos de los puntos importantes en el estudio de las comunidades vegetales es el conocer el componente florístisco y las formas biológicas de las especies. El componente florístico se presenta a manera de un listado con la totalidad de las especies de plantas encontradas en una región o área específica, mientras que las formas biológicas se clasifican en árboles, arbustos e hierbas. La flora del Arroyo Alamar (en todo su cauce) presenta una alta diversidad de plantas nativas y una gran cantidad de plantas introducidas, características de sitios altamente alterados, principalmente en la zona I. De acuerdo a los listados de la flora de la NOM-059-2001, no se encuentran plantas endémicas, raras y/o en peligro (ver Tabla 1).

La vegetación climácica del Arroyo Alamar es de tipo riparia, la cual usualmente se desarrolla sobre y orillas de ríos, arroyos y cañadas, generalmente a manera de un estrecho "corredor", estando dominado por especies de árboles deciduos que reducen la erosión del suelo a lo largo de la corriente y proveén de hábitat a comunidades de fauna y flora.

Por muchos años, los ecologistas han referido a las especies riparias deciduos de hoja ancha, como Populus, Salix, Fraxinus, Platanus y otros, como especies riparias obligadas. Este y otros términos, incluyendo riparios facultativos y pseudoriparios, han sido aplicados a diversas especies "riparios". El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EUA, adoptó la siguiente nomenclatura en sus bases de: ripario obligado por el "ripario verdadero" y ripario facultativo por el de "pseudoripario (Reichenbacher, 1984). Sin embargo, algunas plantas riparias son dependientes grandemente del flujo de la corriente de agua, y otras del agua subterránea, separandose funcionalmente de las freatófitas (Smith et al., 1991).

Estas comunidades son relictuales, ya que evolutivamente representan bosques ancestros de tipo mesófilo (que necesitan humedad), y que vivieron en esta región durante el terciario, hace millones de años. Robichaux (1977), considera que la historia de las comunidades riparias en California durante los últimos 20 millones de años fué registrada en algunas floras fósiles de diferentes áreas del estado y regiones vecinas.

La vegetación nativa del Arroyo Alamar, en la zona I, ha desaparecido casi por completo, y estuvo formada por especies de árboles, como "sauces" (Salix spp.), "álamos" (Populus fremontii) y "alisos" (Platanus racemosa). Estas especies han desaparecido casi por completo, excepto las diversas de especies de "sauces"; mientras que sólo quedan algunos ejemplares de "álamos" y "alisos", que están restringidos en las márgenes y/o bancos del cauce.

La vegetación potencial de este arroyo sería una asociación de "sauce-alamo", esto es, si las condiciones naturales originales se reestablecen estas comunidades iniciarían su proceso de regeneración hasta llegar a su equilibrio (clímax).

Las plantas riparias se han especializado a lo largo de particulares segmentos estables del sustrato y un gradiente de húmedad del suelo. Lowe (1961, 1964; en Reichenbacher, 1984) reconocio ésto y la definió como la asociación "alamo-sauce" (Populus-Salix) que se encuentra a lo largo del canal y la corriente; siendo conocida esta asociación como una agresiva colonizadora de sitios alterados en una amplia variedad de condiciones ecológicas (Reichenbacher, 1984).

Lo anterior, coincide con el alto grado de colonización que presenta el "sauce" (Salix gooddingii) a lo largo de la zona I, y de manera especial en el área 1, donde este árbol puede tener coberturas de hasta un 100%. Esta respuesta del "sauce" tal vez se deba a un alto grado de alteración del medio, y a los grandes depósitos de materia orgánica y nitrátos. Por lo contrario, las zonas II y III (poco alteradas), no presentan grandes poblaciones de esta especie.

Estos ecosistemas son comunidades en donde a su vegetación se le identifican tres estratos: el arbóreo, arbustivo y el herbáceo, además de plantas acuáticas. En general, las zonas riparias de Baja California se caracterizan por tener árboles deciduos en la época invernal, algunas veces llegan a medir hasta 15 m, siendo los géneros Platanus, Salix y Populus los únicos en el estrato arbóreo. Algunas veces se presentan "encinos"(Quercus agrifolia) con un comportamiento freatófito (Delgadillo, 1998).

Actualmente, la vegetación del Arroyo Alamar está constituida por tres estratos, arbóreo, arbustivo y herbáceo, en aquellas áreas donde se presenta una buena cobertura de la vegetación (área 1 y 2); además, existen algunas plantas acuáticas y semiacuáticas:

  1. Arbóreo: dominado por un tipo de "sauce" (Salix goodingii), en segundo lugar por Salix lasiolepis. Estas especies son nativas, con alturas que varían de 4 a 15 metros, y están a lo largo del flujo de agua y en contacto con ella.

  2. Arbustivo: dominado prácticamente por dos arbustos nativos, "huatamote" (Baccharis glutinosa y Baccharis sarothroides), presentándose principalmente fuera del canal en aquellos sitios a manera de bancos de arena.

  3. Herbáceo: este estrato es muy variable en cuanto a plantas nativas e introducidas, estas últimas están favorecidas por lo alterado del medio.

  4. Acuáticas y semiacuáticas: plantas que se encuentran dentro del flujo del agua o en sitios donde se han formado pequeñas lagunas.

Vegetación acuática

En general las contribuciones florísticas regionales de México adolecen, en mayor o menor grado, de una buena representación de aquellos taxa de hábitat acuático (Lot, 1986). Baja California no es la excepción, ya que tampoco se cuentan con trabajos florísticos de la vegetación acuática de nuestra región,excepto las especies descritas de manera general por Wiggins (1980).

Estas comunidades ocurren en las márgenes de arroyos, o en cuerpos de agua más o menos estables, esto es donde la corriente de agua es mínima, dando lugar a una óptima condición para el desarrollo de plantas arraigadas, flotantes y/o sumergidas. La distribución de este tipo de vegetación es muy variada, aunque la mayoría se encuentran en las sierras Juárez y San Pedro Mártir, y arroyos de la vertiente del Pacífico.

Las especies más frecuentes en estos ecosistemas son: Azzola filiculoides, Anemopsis californica, Callitriche orcutti, Cyperus laevigatus, Cyperus lanceolatus, Eleocharis acicularis, Eleocharis geniculata, Eleocharis palustris, Eleocharis parishii, Epilobium adenocaulis var. parishii, Juncus acutus, Juncus bufonius, Juncus sphaerocarpus, Juncus rugulosus, Juncus xiphioides, Lemna trisulca, Lemna valdiviana, Lemna gibba, Lilae subulata, Marsilia fournieri, Mimulus gutatus, Nasturtium officinale, Ophioglossum californicum, Pilularia americana, Ranunuculus cymbaralia, Sagittaria cuneata, Sagittaria greggi, Scirpus acutus, Typha dominguensis, Typha latifolia (tule) y Zannichella palustris; además de los "carrizos" introducidos Arundo donax y Phragmites australis.

En cuanto a la presencia de otras especies de plantas con un comportamiento arvense o ruderal, "tabaquillo" (Nicotiana glauca) y "chamizo rodador" (Salsola kali var. tenuifolia) se destacan por establecerse y desarrollarse de una manera vigorosa, al igual que en otras partes del mundo, en zonas agrícolas y urbanas. Otras especies ocupan áreas naturales que han sido desprovistas de su capa vegetal, teniendo un comportamiento ruderal, de tal manera que inician, en algunos casos, una dinámica de sucesión ante disturbios, como por ejemplo el fuego. Algunas de las especies más importantes que actúan en estas condiciones son Baccharis sarothroides, Baccharis glutinosa, Erodium cicutarium, Brassica campestris, Haplopappus venetus, Taraxacum officinale, Xanthium strumarium, Ambrosia psilostachya, Cirsium vulgare, Sonchus oleraceus y Datura discolor.

  BIBLIOGRAFIA

Bowler, A.P. 1990. Riparian woodland: an endangered habitat in Southern California. In: Endangered plant communities of Southern California. A.A. Schoenherr (ed.) Proceeding of the 15th Annual Symposium. California State University, Fullerton, California. Pp. 80-97.

Delgadillo, J. 1998. Florística y ecología del norte de Baja California. 2da. Edición. Universidad Autónoma de Baja California. Mexicali, B.C., México. 407 pp.

Gregory, V.S., J.F. Swason, A.W. Mckee & W.K. Cummins. 1991. An ecosystem perspective of riparian zones. BioScience 41(8):540-551.

Kovalchik, B.L. & L.A. Chitwood. 1990. Use of geomorphology in the classification of riparian plant associations in mountainous landscapes of Central Oregon, USA. Forest Ecology and Management 33-34:405-418.

Reichenbacher, W.F. 1984. Ecology and evolution of southwestern riparian plant communities. Desert Plants 6(1):15-22.

Robichaux, R. 1980. Geological history of riparian forest in California. In: Riparian forest in California: their ecology and conservation. A. Sands (ed.). A Symposium Sponsered by Inst. of Ecol., University of California, Davis. May 14 1977. Inst. Ecol. Pub. No. 15.

Warren, G.R. J. Greg & J. Major. A survey of riparian forest flora and fauna in California. In: Riparian forest in California: their ecology and conservation. A. Sands (ed.). A Symposium Sponsered by Inst. of Ecol., University of California, Davis. May 14 1977. Inst. Ecol. Pub. No. 15.

Wiggins, L.I. 1980. Flora of Baja California. Standford University Press. Stanford, California. 1025 pp.

 
http://proyectoalamar.org/proyectoalamar_biodiversidad.html 030523