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Fig. 1   Falla de la presa Teton, en el río Teton, al este de Idaho, el 5 de junio de 1976; posiblemente un caso raro de la ocurrencia de una onda cinemático-dinámica mixta.



ONDAS CINEMÁTICO-DINÁMICAS MIXTAS DESBANCADAS


Víctor M. Ponce

Profesor Emérito de Ingeniería Civil y Ambiental

Universidad Estatal de San Diego, California


19 agosto 2025


RESUMEN.  Respondemos a la pregunta de si la onda cinemático-dinámica mixta es en general demasiado difusiva para ser considerada una onda de inundación para uso práctico. Demostramos que en la gran mayoría de los casos, estas ondas mixtas no están allí para ser calculadas. Su tamaño típico mediano las obliga a atenuarse muy rápidamente, uniéndose su masa a la onda cinemática o difusiva subyacente, que continúa creciendo tanto en tamaño como en permanencia a medida que se propaga aguas abajo. Dado 1ue una onda difusiva calcula la difusión, incluido el caso de difusión nula, está claro que la solución de una onda difusiva incluye la de una onda cinemática. Por lo tanto, la onda difusiva es la onda de inundación por excelencia, es decir, el tipo de onda indicado para uso general en aplicaciones prácticas de enrutamiento de inundaciones.


1.  INTRODUCCIÓN

En el modelamiento de ondas de inundación, a menudo la primera pregunta que se presenta es la siguiente: ¿Qué tipo de onda debo utilizar? Al respecto, observamos que las ondas cinemáticas y difusivas están ya bien establecidas en la práctica. Por otro lado, reconocemos que las ondas dinámicas de Lagrange no se prestan generalmente a aplicaciones de ondas de inundación. La pregunta persiste: ¿Qué tan buenas son las ondas cinemático-dinámicas mixtas postuladas en forma preeminente en la obra de Fread? Nos referimos específicamente a la solución numérica de las ecuaciones completas de St. Venant para resolver el flujo no permanente en canales abiertos en una dimensión espacial.

Durante los últimos cincuenta años, el enfoque que parece haber prevalecido en algunos sectores de la ingeniería hidráulica es el siguiente: "Olvídémosnos de los distintos tipos de ondas; utilicemos la solución completa de las ecuaciones de St. Venant en todas las aplicaciones y dejemos que la computadora haga los cálculos". Observamos que la teoría y la práctica han confirmado que este enfoque es generalmente fútil. La teoría indica todo lo contrario; además, las aplicaciones prácticas confirman la miopía de colocar todos los huevos en una sola canasta. En este trabajo, nos esforzamos por desacreditar la noción de que la onda cinemático-dinámica mixta debiera ser la única forma de modelar la propagación de ondas de inundación.

Nuestro objetivo es mostrar que el uso exclusivo de ondas mixtas es, en el mejor de los casos, inútil, y en el peor, incorrecto, siendo muy probable que lleve a pérdida de tiempo y recursos. En un esfuerzo por propiciar la claridad, en la siguiente sección enumeramos los diferentes tipos de ondas que se utilizan actualmente, a la vez que detallamos su naturaleza y propiedades.


2.  TIPOS DE ONDAS

En el flujo unidimensional no permanente en canales abiertos se utilizan generalmente los siguientes tipos de ondas: (1) cinemática; (2) difusiva; (3) mixta; y (4) dinámica. Las ondas cinemáticas excluyen los términos de inercia y gradiente de presiones; las ondas difusivas excluyen sólo los términos de inercia; las ondas mixtas no excluyen ningún término, y las ondas dinámicas excluyen los términos de fricción y gravedad (Tabla 1). Los términos excluidos se eliminan porque se asume que son demasiado pequeños para afectar materialmente las propiedades de la onda en cuestión.

Tabla 1.  Tipos de ondas en el flujo unidimensional no permanente en canales abiertos.
No. Tipo de onda Términos que participan en la descripción de la onda.
Inercia local Inercia convectiva Gradiente de presiones Fricción Gravedad
1 Cinemática      
2 Difusiva    
3 Mixta
4 Dinámica    


3.  PROPIEDADES DE LAS ONDAS

Ponce y Simons (1977) han examinado detalladamente las propiedades de los diversos tipos de ondas (Figs. 2 y 3). Ellos utilizaron la teoría de la estabilidad lineal para determinar las funciones de celeridad y atenuación para las siguientes ondas: (1) cinemáticas, (2) difusivas, (3) mixtas, y (4) dinámicas. El elemento unificador es sin duda el número de onda adimensional σ*, definido multiplicando el número de onda aplicable (2π /L) por la longitud del canal de referencia Lo, es decir, la longitud del canal que le tomaría al flujo de equilibrio perder una carga igual a su profundidad.

Las ondas cinemáticas son las de Seddon (1900), mientras que las ondas dinámicas son las de Lagrange (1788). Las ondas cinemático-dinámicas mixtas, a las que aquí referimos simplemente como ondas mixtas, son aquéllas que se encuentran hacia el centro-derecha del espectro del número de onda adimensional (Fig. 2). Estas ondas aparecieron en los modelos numéricos desarrollados a partir de la década de 1970 para resolver las ecuaciones completas de St. Venant; véase, por ejemplo, Fread (1985). Estos modelos han sido ampliamente denominados modelos de "ondas dinámicas", aunque lo inapropiado del nombre ha causado confusión con las ondas dinámicas de Lagrange (1788), establecidas desde hace más de dos siglos.

Las ondas difusivas se encuentran a la derecha de las ondas cinemáticas y a la izquierda de las ondas mixtas en el espectro del número de onda adimensional (Fig. 2). A diferencia de las ondas cinemáticas, que presentan difusión cero, las ondas difusivas tienen una cantidad de difusión pequeña pero perceptible. Sin embargo, esta difusión es pequeña en comparación con la de las ondas mixtas (Fig. 3). Observamos que la inclusión del término gradiente de presiones (Tabla 1) es directamente responsable por la difusión.

Ponce y Simons (1977)

Fig. 2   Celeridad de onda relativa adimensional cr* vs número de onda adimensional σ*.

Ponce y Simons (1977)

Fig. 3   Decremento logarítmico  vs número de onda adimensional σ*.

La Figura 2 muestra que las ondas cinemáticas de Seddon, que se encuentran hacia la izquierda del espectro del número de onda adimensional, presentan una celeridad constante y, por lo tanto, no son difusivas. Siguiendo el mismo razonamiento, las ondas dinámicas de Lagrange, situadas hacia la derecha de la Fig. 2, tampoco son difusivas. Sin embargo, se muestra que las ondas mixtas, que se encuentran hacia el centro-derecha y que muestran una celeridad altamente variable, son fuertemente difusivas. La cantidad de difusión, caracterizada por el decremento logarítmico δ, varía con el número de Froude predominante (Fig. 3) (Wylie, 1966). Una mayor difusión corresponde a números de Froude más bajos, siempre que este último permanezca por debajo del valor umbral F = 2, aplicable para la fricción de Chezy en canales hidráulicamente anchos (Figs. 2 y 3).


4.  ONDAS CINEMÁTICAS

De hecho, una onda cinemática puede considerarse como la onda de inundación por excelencia. La teoría nos dice que una onda cinemática no se atenúa. La experiencia práctica indicaría que si una onda se atenúa muy rápidamente, lo más probable es que no se trate de una onda de inundación. Matemáticamente, consideramos que la constancia de la celeridad de la onda, en un rango específico de pequeños números de onda adimensionales (0,001 ≤ σ* ≤ 0,01), es una indicación segura de la presencia de una onda cinemática (Ponce y Simons, 1977). Las ondas cinemáticas se difusionan (atenúan) de forma imperceptible, o no se difusionan en absoluto. Sin embargo, pueden sufrir cambios de forma debido a no linearidad, siendo esta última un proceso por el cual diferentes caudales (diferentes niveles de flujo) viajan con diferentes celeridades (Ponce y Windingland, 1985).

En este momento, parece conveniente citar a Lighthill y Whitham (1955), quienes establecieron las bases de la teoría de las ondas cinemáticas. Observaron con atención lo siguiente (op, cit, p. 285): "En algunas aplicaciones, incluido el caso de las ondas de inundación, las ondas cinemáticas y las ondas dinámicas son posibles juntas. Sin embargo, las ondas dinámicas tienen una velocidad de onda mucho mayor y también una atenuación rápida. Por lo tanto, aunque cualquier perturbación envía alguna señal río abajo a la velocidad de onda ordinaria para ondas de gravedad largas [sic], esta señal es demasiado débil para ser notada a una distancia considerable río abajo, y la señal principal llega en forma de onda cinemática a una velocidad mucho más lenta".


5.  ONDAS DIFUSIVAS

A diferencia de las ondas cinemáticas, las ondas difusivas están sujetas a una pequeña cantidad de difusión. Se encuentran inmediatamente a la derecha de las ondas cinemáticas en el espectro de números de onda adimensionales, propiamente dentro del rango 0,01 ≤ σ* ≤ 0,17 (Fig. 2) (Ponce, 2024). El valor σ* = 0,01 representa un 2,1% de difusión de ondas, ciertamente una cantidad relativamente pequeña, mientras que el valor σ* = 0,17 representa un 30% de difusión. Este último se considera un límite (vale decir umbral) entre las ondas difusivas y las ondas mixtas (Natural Environment Research Council, 1975).

Las ondas de inundación típicas se difusionan un tanto; entonces, las ondas difusivas son un modelo apropiado de propagación de ondas de inundación. Complementan muy bien a las ondas cinemáticas, aunque encuentran su mejor aplicación en los casos en que la difusión de las ondas es apreciable, forzando la necesidad de su cálculo. Sin embargo, surge el siguiente problema: Los modelos numéricos de ondas cinemáticas convencionales muestran de hecho cierta cantidad de difusión. Esta difusión es artificial y no está relacionada con la difusión que se produciría si la onda fuera una onda difusiva real. Por lo tanto, el procedimiento es incierto en lo que respecta a la verdadera cantidad de difusión. La difusión artificial en cuestión, de hecho la difusión numérica, surge de la naturaleza intrínseca discreta de la cuadrícula y la falta de convergencia asociada con este hecho.

La cuestión de cómo manejar mejor la difusión numérica ha sido resuelta por Cunge (1969), quien propuso una coincidencia de la difusión numérica del esquema mismo con la difusión física de la ecuación de la onda cinemática con difusión, es decir, la ecuación de la onda difusiva. Este desarrollo llevó al método Muskingum-Cunge de enrutamiento de inundaciones, una alternativa de base física al clásico método Muskingum (Ponce, 2014a).


6.  ONDAS DINÁMICAS

Las ondas dinámicas clásicas son las de Lagrange (1788). Más recientemente, Fread (1985) y otros se han referido a las ondas cinemático-dinámicas mixtas como ondas "dinámicas", mientras que aquí nos referimos a ellas simplemente como ondas "mixtas". La confusión semántica es realmente desafortunada. En un intento de contribuir a solucionar este problema, aquí utilizamos el adjetivo "dinámico" para referirnos únicamente a las ondas de Lagrange.

Las ondas dinámicas presentan una celeridad de onda constante para el número de onda adimensional σ* ≥ 100 para la mayoría de los números de Froude, y σ* ≥ 1000 para todos los números de Froude (Fig. 2). Esto significa de manera concluyente, como en el caso de las ondas cinemáticas, que las ondas dinámicas de Lagrange no están sujetas a difusión.

Está claro que las ondas dinámicas de Lagrange no son las típicas ondas de inundación. Su tamaño es demasiado pequeño para constituir un verdadero riesgo. Su aplicación se limita a la propagación de ondas cortas en canales de irrigación y fuerza eléctrica, en los cuales la escala de la perturbación es tal que típicamente la onda puede percibirse a simple vista. A diferencia de las ondas de inundación, que son ondas de masa que presentan una sola onda que viaja aguas abajo, las ondas dinámicas clásicas son ondas de energía, que presentan dos ondas que viajan en direcciones opuestas en flujo subcrítico, y en una sola dirección (aguas abajo) en flujo supercrítico.

A modo de reiteración, nos permitimos aquí hacer un comentario sobre la verdadera causa de la difusión de las ondas. La difusión se produce por la interacción del gradiente de presiones con los términos de fricción y gravedad (Tabla 1, Fila 2). Definida de manera más precisa, la difusión se produce por la interacción de los términos no cinemáticos (inercia y/o gradiente de presiones), con los términos cinemáticos (fricción y gravedad) (Tabla 1, Fila 3) (Ponce, 1982). La cantidad de difusión es proporcional a la interacción entre los términos cinemáticos y dinámicos de la ecuación de movimiento. La falta de términos cinemáticos da como resultado una difusión cero, representada por las curvas hacia el extremo derecho de la Fig. 2. Por el contrario, la falta de términos dinámicos también da como resultado una difusión cero, representada por la curva en el extremo izquierdo de la Fig. 2.


7.  ONDAS MIXTAS

En esta sección tratamos el otro tipo de onda que queda: la onda cinemática-dinámica mixta, para abreviar, la onda "mixta" del flujo inestable en canales abiertos. Dado que, por definición, esta onda presenta componentes tanto cinemáticos como dinámicos en cantidades comparables, se concluye que debe ser fuertemente difusiva.

La respuesta a esta pregunta es ¡Claro que sí! De hecho, la onda cinemático-dinámica mixta es muy fuertemente difusiva. Es más, ¡es la más difusiva de todas las ondas consideradas en este trabajo! Ante este hecho, la pregunta que persiste es la de si la onda mixta puede ser interpretada como una onda de inundación o no. Para responder con precisión, recurrimos una vez más al esclarecedor trabajo de Ponce y Simons (1977) y a su cálculo analítico de las funciones de celeridad y atenuación para todo tipo de ondas en aguas poco profundas. Las cantidades de atenuación de las olas calculadas por Ponce y Simons (ver detalle en el Cuadro A) se representan en la Fig. 3 y se complementan con la Tabla 2.

Cuadro A. El decremento logarítmico δ.

El decremento logarítmico δ define la cantidad de atenuación de la onda (la reducción en la amplitud A) experimentada por una perturbación sinusoidal en el tiempo transcurrido desde el tiempo t = 0 hasta t = 1, es decir, transcurrido un período de propagación. En otras palabras: A1 = A0 eδ. El decremento logarítmico es una forma conveniente de analizar y comparar las cantidades de atenuación de las ondas. Para explicarlo matemáticamente, citamos aquí directamente la fuente original (Ponce y Simons, 1977, página 1464):

  • The wave attenuation follows an exponential law in which the amplitude at a given time t is equal to the initial amplitude at time to multiplied by (e β*I t* ), in which t* = (t - to) uo / Lo.

  • When comparing wave amplitudes after one propagation period, t* = T uo/Lo, or likewise, t* = 2 π / |β*R|. Thus, [added here for clarity] the logarithmic decrement δ is defined as δ = β* T u o / Lo, or  δ = 2 π β*I / |β*R|.

  • The value of δ is a measure of the rate at which the unsteady component of the motion changes upon propagation. For δ positive, amplification (i.e., a logarithmic increment) sets in; for δ negative, the motion attenuates and dies away (i.e., a logarithmic decrement).

Dentro del rango σ* mostrado en la Fig. 3, para flujos subcríticos (F < 1), para los cuales la atenuación es más fuerte (mayores valores de δ), se ve que el decremento logarítmico varía desde un mínimo de δ = 0.0021 para σ* = 0.001 (Tabla 2, Línea 1), hasta un máximo (un valor pico) de δ = 180 para σ* = 90 (Tabla 2, Línea 6).

La Tabla 2, Línea 0 (resaltada con fondo amarillo) muestra una cantidad muy pequeña de atenuación de onda, 0,02% o 0,0002, asociada con un valor muy bajo de decremento logarítmico δ = 0,00021 correspondiente a σ* = 0,0001, que se encuentra fuera del rango desplegado en la Fig. 3.

La Tabla 2, Línea 3a (con fondo amarillo) representa intencionalmente una atenuación de onda de 0,3 (Col. 4), es decir, una caída del 30% de la amplitud de la onda, un valor umbral ampliamente considerado como la división entre las ondas difusivas (menor o igual al 30% de atenuación) y las ondas mixtas (más del 30% de atenuación) (Natural Environment Research Council, 1975). Este umbral corresponde a un valor de σ* = 0,17.

La Tabla 2, Línea 4a (con fondo amarillo) representa intencionalmente una atenuación de onda de 0,99 (Col. 4), es decir, una caída del 99% de la amplitud de la onda, ¡un valor de atenuación que casi borra la onda por completo! Esta cantidad de atenuación corresponde a un valor de σ* = 2.

La Tabla 2, Línea 5a (con fondo amarillo) representa intencionadamente una atenuación de onda de 1,0 (Col. 4), es decir, una caída del 100 % de la amplitud de la onda, ¡un valor de atenuación que borra la onda por completo! Esta cantidad de atenuación corresponde a un valor de σ* = 90.

En la Tabla 2, Col. 5 se muestran los tipos de onda indicados, desde la onda cinemática, con atenuación muy pequeña (0,0002), hasta la onda difusiva, con atenuación pequeña a media (0,0021 a 0,1894), hasta la onda mixta, con atenuación grande a muy grande (0,3 a 0,9999). En la Tabla 2, las Líneas 5 y 5a representan una ola inexistente; la onda ha desaparecido por completo y su masa pasa a formar parte del flujo subyacente.

Tabla 2. Cantidades de atenuación de onda en el espectro de números de onda adimensionales (σ* ≤ 90).
[1][2][3] [4][5] [6]
No. Número de onda adimensional σ* Decremento logarítmico δeδAtenuación
A = (1 - eδ)
Tipo de onda
00.0001 0.00021 0.99980.0002Cinemática
10.0010.0021 0.99790.0021Cinemática a difusiva
20.010.0210.97920.0208Difusiva
30.10.210.81060.1894Difusiva
3a0.170.3570.70.3Difusiva a mixta
41.2.10.12240.8776Mixta
4a2.4.60.010.99Mixta
510.21.0. 1.0No existente
5a90.180.0. 1.0No existente

Dado que la atenuación de la onda es A = (1 - eδ) (Tabla 2, Col. 5), los resultados de la Tabla 2 conducen a las siguientes ondas y sus rangos correspondientes:


  • Ondas cinemáticas:  σ* ≤ 0.001;  A ≤ 0.0021

  • Ondas difusivas:  0.001 < σ* ≤ 0.17;  0.0021 ≤ A ≤ 0.3

  • Ondas mixtas:  0.17 < σ* ≤ 2;  0.3 ≤ A ≤ 0.99

  • Ondas inexistentes:  σ* > 2;  A = 1.


Concluimos que la mayoría, si no todas, las ondas mixtas habrían perdido efectivamente toda su fuerza en la mayoría de los casos de interés práctico. Pierden su fuerza rápidamente debido a su naturaleza altamente difusiva, esta última debido a la competencia entre términos cinemáticos y dinámicos (léase fuerzas) comparables en tamaño. De ello se deduce que las ondas mixtas carecen de una propiedad básica de una onda de inundación, a saber, su permanencia, que se caracteriza por una atenuación (difusión) leve o muy leve. Por lo tanto, sostenemos que, en general, las ondas mixtas no pueden interpretarse como ondas de inundación.


8.  ONDAS DE INUNDACIÓN POR ROTURA DE PRESA

Toda regla tiene una excepción. En la sección anterior (Sección 7), presentamos una justificación matemática elaborada de por qué la onda mixta no es probable que se aplique al caso de una inundación general, es decir, una que está sujeta a muy poca o ninguna atenuación. Sin embargo, existe una ola de inundación en particular que puede difusionarse apreciablemente. Éste es el caso de una onda de inundación causada por la rotura de una presa.

Normalmente, la onda de inundación producida por la ruptura de una presa de tierra dura aproximadamente 3 horas, lo cual la hace un candidato seguro para una fuerte difusión de la onda. Un ejemplo de ello: De 24 fallas de represas en los Estados Unidos documentadas por Taher-Shamsi et al. (2003), 17 de ellos fallaron en 3 horas o menos.

Estas ondas de inundación (Fig. 4) tienden a caer en la categoría de ondas mixtas o, como mínimo, ser una onda de difusión fuertemente difusiva, con una atenuación A 0.3 (consulte la Tabla 2, Línea 3a). Afortunadamente para todos, los casos de rotura de presas son raros.

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Fig. 4  Falla de la presa Teton, en el río Teton, al este de Idaho, el 5 de junio de 1976. Posiblemente se trate de un caso raro de una onda mixta cinemático-dinámica.


9.  MODELACIÓN DE ONDAS DE INUNDACIÓN

Esta sección detalla formas de modelar ondas de inundación. Se busca responder a la pregunta: Ahora que elegí un tipo de onda, ¿cómo debo proceder? ¿Qué herramienta real debería utilizar en una situación práctica? Esta sección se divide en tres partes: (1) ondas cinemáticas, (2) ondas de difusión y (3) ondas cinemático-dinámicas mixtas. Las ondas dinámicas clásicas de Lagrange (véase la Sección 6) quedan fuera del alcance de esta sección.

Ondas cinemáticas

El modelado de ondas cinemáticas se puede realizar de dos maneras. La primera es darse cuenta de que una onda cinemática verdadera no se atenúa; por lo tanto, la difusión está fuera de discusión. Sin embargo, en realidad la onda se traslada aguas abajo con una cierta celeridad, y esa velocidad está sujeta a cálculo. De hecho, esa velocidad es la celeridad de Seddon, que establece que la velocidad de una onda de inundación en una sección transversal dada es igual a la pendiente de la curva de gasto (dQ/dy) dividida por el ancho superior de la corriente (T) (Ponce, 2014b: Ec. 10-60). Además, una forma alternativa, más simple, de expresar la celeridad de Seddon es: c = β u, en la que u = velocidad media del flujo, y β es el exponente de la curva de gasto caudal-area (Q = αAβ) (Ponce, 2014b: Ecs. 10-52 y 10-58).

La simplicidad de la celeridad de Seddon es notable, ya que proporciona una herramienta inmediata para evaluar el movimiento de las inundaciones con un mínimo de esfuerzo. El Cuadro B describe un ejemplo de la aplicación del concepto.

Cuadro B. Longitud de la onda de inundación en el río Alto Paraguay en Porto Murtinho, Mato Grosso do Sul, Brasil.


El cálculo que se presenta aquí permite una reflexión sobre el tamaño máximo posible de una onda de inundación. El cálculo no pretende ser exacto; se presenta aquí sólo como referencia general sobre la naturaleza de las inundaciones en grandes ríos tropicales.

El objetivo es calcular la longitud de la onda de inundación en el río Alto Paraguay en Porto Murtinho, Mato Grosso de Sul, Brasil. Este sitio presenta el período de onda de inundación más largo posible, estimado en un (1) año. El valle es el del Pantanal de Mato Grosso, que está totalmente contenido en el centro oeste de Brasil y la vecina Bolivia oriental. La distancia a lo largo del río es de 1.266 km, medida desde aguas arriba en Cáceres, Mato Grosso, hasta aguas abajo en Porto Murtinho, Mato Grosso de Sul (Ponce, 1995).

  • Período de la onda de inundación: T = 365 d × (86,400 s/d) = 31,536,000 s

  • Velocidad de la corriente (medida): u = 0.1 m/s

  • Exponente de la curva de gasto (valor estimado): β = 5/3

  • Celeridad de la onda de inundación: c = β u = (5/3) × 0.1 = 0.167 m/s

  • Longitud de la onda: L = cT = (0.167 m/s) × (31,536,000 s) = 5,266,512 m

  • Longitud de la onda de inundación en Porto Murtinho: L = 5,266 km.


Fig. 5  Río Alto Paraguay en Porto Murtinho, Mato Grosso do Sul, Brasil, el cual normalmente experimenta un hidrograma de crecida que suele durar un año.


La segunda forma de modelar ondas cinemáticas es utilizar un modelo numérico, varios de los cuales existen en diferentes formas, en la literatura y en otros lugares. Estos modelos, sin embargo, adolecen del siguiente enigma: Cómo modelar adecuadamente una onda cinemática sin introducir una cierta cantidad de difusión numérica asociada con el tamaño finito de la cuadrícula. [Téngase en cuenta que se supone que una onda cinemática propiamente dicha no tiene difusión; Ver Sección 4]. La difusión en cuestión no está controlada; su existencia puede confirmarse ejecutando el modelo para dos resoluciones de cuadrícula diferentes. Este ejercicio dará como resultado invariablemente dos respuestas diferentes, lo que plantea la cuestión de cuál es la solución correcta (Ponce, 1986).

No parece haber salida a esta dificultad. En este punto, lo mejor que se puede afirmar es que, para una resolución de cuadrícula suficientemente fina, la difusión numérica debería reducirse hasta donde pueda no ser de gran importancia en una aplicación práctica determinada.

A diferencia de las ondas cinemáticas, que se rigen por una ecuación diferencial de primer orden, la cual describe únicamente convección, las ondas de difusión se rigen por una ecuación de segundo orden, la cual describe convección y difusión. Hayami (1951) fue pionero en el desarrollo de la teoría de las ondas de difusión al combinar las ecuaciones de continuidad y movimiento, excluyendo los términos de inercia (Tabla 1, Línea 2), en una ecuación de convección-difusión de segundo orden. Esta metodología ha sido ampliamente referida en la literatura como la analogía de difusión de Hayami (Ponce, 2014a). . En el modelado de ondas de inundación, la solución numérica de la ecuación de convección-difusión de segundo orden proporciona una solución de onda difusiva.

Cunge (1969) desarrolló una alternativa conveniente y práctica al enfoque de Hayami, resolviendo numéricamente la ecuación de onda cinemática de primer orden, mientras que al mismo tiempo relacionaba la cantidad de difusión numérica producida por el tamaño finito de la malla con la difusión física real de la ecuación de convección-difusión de Hayami. Cunge observó que su metodología de enrutamiento de inundaciones se parecía al método clásico de Muskingum (1938), citado por Chow (1959). Sin embargo, lo más importante es que Cunge pudo vincular la difusión numérica del propio esquema con la difusión física de la onda de inundación en cuestión, haciendo así que el resultado sea esencialmente independiente de la malla! Este último método ha sido ampliamente referido como el método Muskingum-Cunge (Natural Environment Research Council, 1975; Ponce and Yevjevich, 1978).

La característica declarada de independencia de la malla hace maravillas al diferenciar el método Muskingum-Cunge de las soluciones numéricas existentes de ondas cinemáticas, las cuales sufren de dependencia de la malla. Dado que la solución de la ecuación de la onda de difusión contiene, es decir, abarca la solución de la ecuación de la onda cinemática, el procedimiento de Cunge reemplaza tanto la solución de segundo orden de Hayami como la solución de primer orden de la onda cinemática convencional, la cual es dependiente de la malla. Por lo tanto, el método Muskingum-Cunge es el más apropiado para modelar numéricamente las ondas de inundación, con una expectativa razonable de precisión, ya que la solución es, para todos los propósitos prácticos, de segundo orden (Cunge, 1969; Ponce y Yevjevich, 1978).

Ondas cinemático-dinámicas mixtas

Mixed waves comprise all terms in the governing equations of water continuity and motion, that is, the St. Venant equations (Table, 1, Line 3). The inclusion of the inertia terms is indeed forceful, but is not without its pitfalls. The resulting wave is dynamic, characteristically of second order, therefore featuring two component waves, which travel in different directions, one upstream and the other downstream in subcritical flow, and in the same direction (downstream) in supercritical flow. The existence of two solutions throws a monkey wrench in the avowed purpose of flood routing, which ostensibly is to calculate the propagation of the primary wave, i.e., specifically the one that travels downstream.

Las ondas mixtas comprenden todos los términos de las ecuaciones que rigen la continuidad y el movimiento del agua, es decir, las ecuaciones de St. Venant (Tabla 1, Línea 3). La inclusión de los términos de inercia es ciertamente contundente, pero no está exenta de riesgos. La onda resultante es dinámica, característicamente de segundo orden, por lo que presenta dos ondas componentes, que viajan en diferentes direcciones, una aguas arriba y otra aguas abajo en flujo subcrítico, y en la misma dirección (aguas abajo) en flujo supercrítico. La existencia de dos soluciones obstaculiza el propósito declarado del encaminamiento de inundaciones, que aparentemente es calcular la propagación de la onda primaria, es decir, específicamente la que viaja río abajo.

Another significant pitfall is that the numerical solution of the complete St. Venant equations represents an order-of-magnitude increase in complexity in the formulation and actual performance of the numerical analog chosen to model the full equations. A scheme that appears to be widely favored by practitioners is the Preissmann box scheme (Ponce et al., 1978). Theoretically, this scheme should provide second-order accuracy, if only its elements (namely, the temporal and spatial derivatives) are perfectly centered within the box, with a weighting factor θ = 0.5. In practice, however, center-weighing the Preissmann scheme does not work, because it leads to strong numerical instabilities, which eventually render it inoperable. An expedient way out of this predicament has been to use θ > 0.5, typically in the range 0.55-0.60, to stabilize the scheme by providing a certain amount of numerical diffusion to control the computation. Greater values of θ, in the range 0.6-1.0, provide increasing amounts of numerical diffusion, but this is always at the expense of increased nonconvergence (Fig. 6). Thus, the methodology is seen to degrade to first-order, compromising the original advantage predicated on the use of a complete "dynamic wave" model (i.e., our mixed wave model).

Otro obstáculo importante es que la solución numérica de las ecuaciones completas de St. Venant representa un aumento de orden de magnitud en la complejidad en la formulación y el rendimiento real del análogo numérico elegido para modelar las ecuaciones completas. Un esquema que parece ser ampliamente favorecido por los profesionales es el esquema de caja de Preissmann (Ponce et al., 1978). Teóricamente, este esquema debería proporcionar una precisión de segundo orden, si sólo sus elementos (es decir, las derivadas temporal y espacial) están perfectamente centrados dentro del cuadro, con un factor de ponderación ~ = 0,5. En la práctica, sin embargo, la ponderación central del esquema de Preissmann no funciona, porque conduce a fuertes inestabilidades numéricas, que eventualmente lo hacen inoperable. Una forma conveniente de salir de este problema ha sido utilizar ~ > 0,5, normalmente en el rango 0,55-0,60, para estabilizar el esquema proporcionando una cierta cantidad de difusión numérica para controlar el cálculo. Valores mayores de ~, en el rango de 0,6 a 1,0, proporcionan cantidades cada vez mayores de difusión numérica, pero esto siempre se produce a expensas de una mayor no convergencia (Fig. 6). Por lo tanto, se considera que la metodología se degrada al primer orden, comprometiendo la ventaja original basada en el uso de un modelo completo de "onda dinámica" (es decir, nuestro modelo de onda mixta).

Fig. 6  Numerical instability generated by the use of the Preissmann scheme with a sinusoidal flood wave,
with the weighting factor varying in the range 0.49-1.0. [Hydrograph input is partially shown in black color, while output at the leading edge of the hydrograph is shown in colors varying with θ]. Note that while oscillations at the base decrease with an increase in θ, thus enhancing stability, this increase leads to a faster output hydrograph peak (the trend shown only in the output hydrograph rise), showing increasing nonconvergence./ Inestabilidad numérica generada por el uso del esquema de Preissmann con una onda de inundación sinusoidal, con el factor de ponderación variando en el rango 0,49-1,0. [La entrada del hidrograma se muestra parcialmente en color negro, mientras que la salida en el borde anterior del hidrograma se muestra en colores que varían con ~]. Tenga en cuenta que si bien las oscilaciones en la base disminuyen con un aumento en ~, mejorando así la estabilidad, este aumento conduce a un pico de salida del hidrograma más rápido (la tendencia se muestra solo en el aumento del hidrograma de salida), lo que muestra una creciente no convergencia.

Yet another significant pitfall of the numerical solution of the St. Venant equations is that the model does require a downstream boundary condition to proceed. This fact was identified early by Abbott (1976): Extract, Page 276 as a decided limitation, although later proponents of the methodology have apparently failed to pay due attention to this shortcoming. By nature, the method generates looped rating curves at internal computational points, forcing the need to also specify a looped rating at the downstream boundary. Clearly, the latter requirement is tantamount to "knowing the solution beforehand." An expedient way out of this difficulty has been to specify a single rating at the downstream boundary and to hope for the best! However, this procedure, while convenient because it helps solve the riddle, constitutes one more proof of why the methodology does not live up to its expectations. The feeling of "Is the wave dynamic or not?" remains to haunt those that continue to show confidence in the procedure.

Otro error importante de la solución numérica de las ecuaciones de St. Venant es que el modelo requiere una condición de frontera aguas abajo para continuar. Este hecho fue identificado tempranamente por Abbott (1976): Extracto, página 276, como una limitación decidida, aunque los defensores posteriores de la metodología aparentemente no prestaron la debida atención a esta deficiencia. Por naturaleza, el método genera curvas de clasificación en bucle en puntos computacionales internos, lo que obliga a especificar también una clasificación en bucle en el límite aguas abajo. Claramente, este último requisito equivale a "conocer la solución de antemano". Una salida conveniente a esta dificultad ha sido especificar una clasificación única en el límite aguas abajo y esperar lo mejor. Sin embargo, este procedimiento, si bien es conveniente porque ayuda a resolver el enigma, constituye una prueba más de por qué la metodología no está a la altura de sus expectativas. La sensación de "¿La ola es dinámica o no?" sigue acechando a quienes siguen mostrando confianza en el procedimiento.

We point out that the comments of this subsection purposely exclude U.S. government software such as the U.S. Army Corps of Engineers River Analysis System, widely known as HEC-RAS (Wikipedia: HEC-RAS). This comprehensive hydraulic software features, as one of its several components, a numerical model of the St. Venant equations using an implicit finite difference scheme. Tools such as HEC-RAS remain popular in practice because they are supported by the federal government, with other considerations being secondary in nature.

Señalamos que los comentarios de esta subsección excluyen intencionalmente el software del gobierno de EE. UU., como el Sistema de análisis de ríos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU., ampliamente conocido como HEC-RAS (Wikipedia: HEC-RAS). Este completo software hidráulico presenta, como uno de sus diversos componentes, un modelo numérico de las ecuaciones de St. Venant utilizando un esquema implícito en diferencias finitas. Herramientas como HEC-RAS siguen siendo populares en la práctica porque cuentan con el apoyo del gobierno federal, mientras que otras consideraciones son de naturaleza secundaria.

To sum up, by now it must be widely apparent that the mixed kinematic-dynamic wave is not what its users had originally in mind. The mixed wave is shown to be fraught with difficulties, the least of them being the realization of whether the said wave is there or not for us to calculate it! More commonly, the modeler will face other problems, of both a numerical and physical nature, which will have the net effect of casting doubts on the accuracy and practicality of the overall procedure.

En resumen, a estas alturas debe ser evidente que la onda cinemática-dinámica mixta no es lo que sus usuarios tenían en mente originalmente. Se ha demostrado que la onda mixta está plagada de dificultades, la menor de ellas es saber si dicha onda está ahí o no para que podamos calcularla. Más comúnmente, el modelador enfrentará otros problemas, tanto de naturaleza numérica como física, que tendrán el efecto neto de generar dudas sobre la precisión y practicidad del procedimiento general.


10.  ANALYSIS AND CONCLUSIONS/ANÁLISIS Y CONCLUSIONES

We have analyzed the celerity and attenuation properties of four types of shallow-water waves currently in use in hydraulic engineering: (1) kinematic, (2) diffusion, (3) mixed kinematic-dynamic, and (4) dynamic. Kinematic waves are massive (read, "large") and nondiffusive; diffusion waves are massive and diffusive. Mixed kinematic-diffusion waves, herein referred to simply as mixed waves, are relatively midsize (see Figs. 2 and 3) and may be shown to be strongly diffusive, while the dynamic waves of Lagrange are small and nondiffusive. The first two wave types, kinematic and diffusion, due to their large size and avowed permanence, may be construed as typical flood waves. The fourth type, the dynamic wave of Lagrange, is too small to be considered a flood wave.

Hemos analizado las propiedades de celeridad y atenuación de cuatro tipos de ondas de aguas someras actualmente utilizadas en ingeniería hidráulica: (1) cinemáticas, (2) de difusión, (3) mixtas cinemático-dinámicas y (4) dinámicas. Las ondas cinemáticas son masivas (léase "grandes") y no difusivas; Las ondas de difusión son masivas y difusivas. Las ondas mixtas de difusión cinemática, denominadas aquí simplemente ondas mixtas, son de tamaño relativamente mediano (véanse las figuras 2 y 3) y se puede demostrar que son fuertemente difusivas, mientras que las ondas dinámicas de Lagrange son pequeñas y no difusivas. Los dos primeros tipos de ondas, cinemáticas y de difusión, debido a su gran tamaño y su declarada permanencia, pueden interpretarse como ondas típicas de inundación. El cuarto tipo, la onda dinámica de Lagrange, es demasiado pequeña para ser considerada una onda de inundación.

We have sought to answer the question of whether the mixed wave is generally too strongly diffusive to be considered a practical flood wave. The answer is Yes! In the great majority of cases, the mixed waves may not be there for us to calculate them! Their typical midsize obliges them to attenuate very quickly, with their mass eventually joining the underlying kinematic or diffusion wave, which continues to grow in both size and permanence as it propagates downstream.

Hemos tratado de responder a la pregunta de si la onda mixta es generalmente demasiado difusa para ser considerada una onda de inundación práctica. La respuesta es ¡Sí! ¡En la gran mayoría de los casos, es posible que las ondas mixtas no estén ahí para que las calculemos! Su típico tamaño mediano les obliga a atenuarse muy rápidamente, y su masa finalmente se une a la onda cinemática o de difusión subyacente, que continúa creciendo tanto en tamaño como en permanencia a medida que se propaga río abajo.

Note that only in the extremely unusual case of a dam-breach flood wave could we be actually confronted with the case of a mixed flood wave. A dam-breach flood wave is characteristically sudden, poised by Nature to be a mixed wave, an unusual type of flood wave [The experience of the Teton dam failure (Fig. 4) is a case in point]. Professionals in charge of forecasting or hindcasting a dam-breach flood wave would be keen to keep this in mind. For all other flood wave routing applications, the kinematic and diffusion waves should do the job in an accurate and forthright manner.

Tenga en cuenta que sólo en el caso extremadamente inusual de una ola de inundación que rompa una presa podríamos enfrentarnos al caso de una ola de inundación mixta. Una onda de inundación que rompe una presa es característicamente repentina, preparada por la naturaleza para ser una onda mixta, un tipo inusual de onda de inundación [La experiencia de la falla de la presa de Teton (Fig. 4) es un ejemplo de ello]. Los profesionales encargados de pronosticar o pronosticar una ola de inundación tras la ruptura de una presa estarían interesados en tener esto en cuenta. Para todas las demás aplicaciones de enrutamiento de ondas de inundación, las ondas cinemáticas y de difusión deben hacer el trabajo de manera precisa y directa.

Notably, since a diffusion wave will actually calculate diffusion, including the case of zero diffusion, it follows that the solution of a diffusion wave encompasses the solution of a kinematic wave. Therefore, the diffusion wave is postulated as the flood wave par excellence, i.e., the type of wave generally indicated for use in practical applications of flood routing, analysis, and design.

En particular, dado que una onda de difusión en realidad calculará la difusión, incluido el caso de difusión cero, se deduce que la solución de una onda de difusión abarca la solución de una onda cinemática. Por lo tanto, la onda de difusión se postula como la onda de inundación por excelencia, es decir, el tipo de onda generalmente indicada para su uso en aplicaciones prácticas de enrutamiento, análisis y diseño de inundaciones.


11.  CLOSING REMARKS/PALABRAS FINALES

In general, mixed kinematic-dynamic waves, herein simply referred to as mixed waves, and which elsewhere have been widely referred to, albeit inaccurately, as "dynamic waves," are in fact not large enough nor permanent enough to veritably constitute flood waves. An accumulated body of theory and experience confirms this fact. On the other hand, kinematic waves and their close cousins, diffusion waves, typically feature large mass and are characteristically nondiffusive, i.e., either they are not attenuating or, else, attenuating only a very small amount; therefore, they are apt to be ideal models of flood waves. Since a numerical solution of a diffusion wave generally comprises that of a kinematic wave, the diffusion wave may be regarded as the most appropriate way to model flood waves.

En general, las ondas cinemáticas-dinámicas mixtas, aquí denominadas simplemente ondas mixtas, y que en otros lugares se han denominado ampliamente, aunque de manera inexacta, "ondas dinámicas", de hecho no son lo suficientemente grandes ni lo suficientemente permanentes como para constituir verdaderamente ondas de inundación. Un conjunto acumulado de teoría y experiencia confirma este hecho. Por otro lado, las ondas cinemáticas y sus primas cercanas, las ondas de difusión, suelen presentar una gran masa y son característicamente no difusivas, es decir, no se atenúan o, en caso contrario, atenúan sólo una cantidad muy pequeña; por lo tanto, tienden a ser modelos ideales de ondas de inundación. Dado que una solución numérica de una onda de difusión generalmente comprende la de una onda cinemática, la onda de difusión puede considerarse como la forma más apropiada de modelar ondas de inundación.


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